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¿Se puede seguir invirtiendo en tiempos de inflación y subidas de los tipos de interés?
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Aunque los bonos pueden verse afectados por la subida de los precios y de los tipos de interés, hay maneras de proteger sus inversiones en este entorno.
El encarecimiento de la energía, la escasez en varios sectores de actividad, las expectativas de posibles incrementos salariales... El entorno actual es propicio para la inflación. Para limitar la subida de precios, algunos bancos centrales, en calidad de reguladores de la actividad económica, se están replanteando su forma de hacer las cosas, sobre todo subiendo sus tipos de interés tras mantenerlos en niveles extremadamente bajos durante más de una década.
Sin embargo, estos distintos incrementos tienen consecuencias sobre el coste del crédito y la valoración de los activos financieros en general, en particular los bonos, aquellos títulos con los que Estados o empresas financian su actividad y su desarrollo tomando dinero prestado a cambio de una remuneración.
De hecho, las fluctuaciones de los tipos de interés afectan al valor de los bonos, que bajan cuando los tipos suben. Por otra parte, la inflación afectará a la rentabilidad real de un inversor, ya que el aumento de los precios reduce el rendimiento real de un bono.
Por lo tanto, los inversores pueden lógicamente cuestionarse el interés de prestar dinero si bajan tanto el valor como la rentabilidad de sus títulos. Esta cuestión también se plantea en el caso de los inversores particulares, cuyos ahorros se colocan en fondos en euros1 que están fuertemente invertidos en bonos.
¿Cómo proteger su inversión en este contexto?
En primer lugar, existen tipos de bonos especiales, como los bonos indexados a la inflación, que tienen la ventaja de que tanto el cupón (el interés pagado) como el precio de reembolso están vinculados a la inflación. En otras palabras, los intereses que paga el emisor y el reembolso del capital fluctúan según la inflación lo que protege al inversor de las variaciones de los precios.
Además, gracias a la identificación de oportunidades y la selección de valores en los que invertir, la gestión activa2 puede ayudar a diversificar las inversiones, protegerlas de ciertos riesgos y generar rentabilidad.
La gestión activa de la cartera también puede permitir el recurso a las llamadas herramientas de «cobertura». Se trata de instrumentos financieros adaptados más conocidos como «productos derivados», que pueden proteger una cartera de las fluctuaciones de los precios o los tipos de interés, o incluso sacar provecho de las mismas. Por ejemplo, es posible neutralizar los efectos adversos de la inflación mediante la compra de derivados que tengan en cuenta las perspectivas de la evolución de los precios.
La posibilidad de que un inversor invierta su dinero en todo el mundo es otra forma de aprovechar las diferencias entre zonas geográficas y/o de diversificar el riesgo. Dado que la dinámica de crecimiento puede diferir de un país a otro, las subidas en los precios y los tipos pueden ser muy heterogéneas en las diferentes zonas mundiales. Las empresas de los denominados «países emergentes» pueden ofrecer una mayor rentabilidad por un perfil de riesgo que se percibe más elevado que el de las empresas europeas o estadounidenses.
¿A quién confiar sus ahorros?
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Para un particular, invertir directamente en bonos puede ser complicado, ya que su valor de emisión (o valor nominal) puede alcanzar decenas o incluso cientos de miles de euros. Por lo tanto, puede resultar más fácil hacerlo a través de un fondo de inversión. Sin embargo, en fases alcistas de precios y tipos de interés, estos fondos deben ser capaces de hacer frente a ese entorno. Por consiguiente, puede ser la ocasión en la que los ahorradores comprueben la capacidad de los fondos en los que está invertido su dinero.
En Carmignac tenemos las competencias —un equipo de más de 50 analistas y gestores internacionales— y la experiencia —nuestro primer fondo de bonos se lanzó en 1989— para abordar estos retos. La capacidad de gestionar de forma eficaz los riesgos del mercado, como ocurrió durante la crisis financiera de 2008 y la crisis de la COVID-19 en 2020, ha constituido una de las bases del estilo de gestión de Carmignac durante muchos años.
Esta cultura de gestión del riesgo, nuestras herramientas de investigación independientes, las convicciones de nuestros gestores internacionales y el intercambio de ideas entre nuestros diferentes equipos son los pilares de nuestro enfoque de inversión activa. Un enfoque que pretende alcanzar los objetivos de ahorro a largo plazo de nuestros clientes. En el universo de renta fija, ofrecemos varias soluciones de inversión con fondos que tienen acceso a todos los tipos y clases de bonos del mundo.
1Los fondos en euros son un vehículo de ahorro que se componen principalmente de bonos del Estado. El capital que se invierte en ellos suele estar garantizado, pero a cambio ofrecen una rentabilidad limitada. Además de los fondos en euros, es posible invertir en unidades de cuenta que le permiten invertir su dinero en una amplia gama de instrumentos financieros a través de fondos (en acciones, bonos, bienes inmuebles, etc.), pero que conllevan un riesgo de pérdida de capital.
2La gestión activa consiste en comprar activos financieros (acciones, bonos, divisas, etc.), seleccionando los que tendrán una rentabilidad mejor que el resto y comprando en el mejor momento. A la inversa, la gestión pasiva se basa en el seguimiento de un índice bursátil.