Edouard Carmignac comenta la actualidad económica, política y social.
Estimados señores:
Puede que les apasione tanto como a mí la maravillosa historia de Peter Pan. Seducido por el mito de la eterna juventud, Peter Pan nos lleva a creer que mientras estemos convencidos de poder volar, seguiremos volando.
Desde hace varios meses, las bolsas mundiales también desafían la gravedad. La carrera por aplicar políticas monetarias acomodaticias que protagonizan los bancos centrales de los países desarrollados desde hace más de cinco años, aunada al sólido crecimiento chino, evitó, ciertamente, una grave crisis mundial.
En la actualidad, la eficacia de las políticas monetarias empieza a ponerse en tela de juicio. En Japón, a pesar de un amplio programa de compra de bonos que por valor del 70 % del PIB y del establecimiento de tipos de interés negativos, la actividad sigue estancada y la inflación es prácticamente nula. En Europa, la política similar aplicada por Mario Draghi no ha conseguido reactivar el crédito o reanimar la inflación hasta la fecha. Los mercados, al tomar conciencia de que ambos bancos centrales no disponen ya de gran margen de maniobra, acogieron de buen grado los últimos programas de relajación con una paradójica apreciación del yen y el euro, que lastró los escasos repuntes de la actividad conseguidos.
El crecimiento chino, principal motor de la actividad mundial, se recupera gracias al efecto del enésimo plan de reactivación del gasto público, que agrava unos desequilibrios ya preocupantes. Asimismo, el debilitamiento de las dos principales locomotoras del crecimiento mundial parece exigir una gestión extremadamente prudente.
¿Es posible generar rentabilidades extraordinarias en un contexto tan difícil? Sin caer en el mito de Peter Pan, estoy convencido de ello. La depreciación del dólar, alimentada por el margen de maniobra de la Fed en la aplicación de estímulos monetarios, favorece a las empresas estadounidenses y, en particular, la revalorización de las grandes multinacionales de Internet. La mayor incertidumbre que presenta el futuro beneficia a las empresas con buena visibilidad, como las farmacéuticas y las firmas biotecnológicas, que priorizamos en nuestras carteras. La cronicidad de los tipos de interés bajos y la mayor debilidad del dólar también son elementos favorables para los países emergentes, con la probable excepción de China. En cuanto a las petroleras, seguirán revalorizándose al ritmo de la recuperación del precio del crudo desde niveles poco sostenibles a medio plazo. En lo que respecta a las minas de oro, las oportunidades no faltan, precisamente.
Reciban mis más cordiales saludos.