Flash Note
Las ventajas de la gestión activa
- Publicado
-
Longitud
4 minuto(s) de lectura
En la gestión activa, el gestor de la cartera invierte según sus propias convicciones, que pueden diferir de la composición de los índices bursátiles1 a los que se refiere. Este enfoque requiere la formación de una opinión a través de un esfuerzo mayor, de coraje para poner en práctica la estrategia resultante y asumir la responsabilidad de la misma, y de la independencia para hacerlo.
Las dudas e incertidumbres son los peores enemigos de los mercados financieros, ya que alimentan el miedo de los inversores. Acontecimientos como el aumento de la inflación, la guerra en Ucrania o la pandemia de la covid-19 son factores de tensión para los mercados financieros, ya que sus consecuencias pueden ser importantes para la economía mundial.
En esos momentos, puede ser especialmente difícil para un inversor determinar cuándo y cómo invertir su dinero. Para un profesional que practique la llamada gestión «activa» de carteras, estos periodos pueden constituir, por el contrario, verdaderas oportunidades.
¿Qué es la gestión «activa»? ¿En qué se diferencia de la gestión «pasiva»?
La gestión «pasiva» busca la mejor réplica posible de un índice bursátil: es lo que se llama gestión de índices. Con este enfoque, el gestor de la cartera no puede elegir en qué valores invertir y hay poca o ninguna posibilidad de personalizar una cartera.
Por el contrario, en la gestión «activa», la composición de una cartera puede variar considerablemente con respecto a la de los índices con los que se compara, siendo el objetivo del gestor superarlos.
Para ello, el gestor debe formarse convicciones basadas en análisis que le lleven a priorizar países y sectores de actividad y a seleccionar clases de activos financieros (renta variable, bonos, divisas, etc.) que considere que generarán la mejor rentabilidad. Para ello, debe comprar o vender en el momento que considere más oportuno. También puede decidir aplicar estrategias de cobertura de riesgos2 .
Para ayudarle a formarse una opinión sobre la estrategia a seguir e invertir en consecuencia, el gestor «activo» suele apoyarse en un sólido enfoque macroeconómico3 .
Pero más allá de los aspectos económicos, el gestor también debe ser capaz de comprender los factores geopolíticos, la situación financiera de las empresas o el tono del mercado (análisis gráfico, estudios sobre el posicionamiento y el sentimiento de los inversores, etc.). Esto se complementa con un análisis de las políticas aplicadas por los bancos centrales, cuyo mandato es principalmente mantener los precios con un crecimiento sostenible.
¿Cómo puede un entorno incierto favorecer la gestión activa?
La gestión activa es más eficaz cuando los cambios económicos son previsibles: inflación, recesión, etc. Es en estos contextos donde la capacidad de anticipación y adaptación de los gestores, así como sus convicciones, dan toda su fuerza a este estilo de gestión. La gestión pasiva, por el contrario, verá obstaculizada su capacidad de aprovechar las oportunidades y resistir en caso de caída de los mercados financieros, dados los límites que se le imponen.
Además, un gestor activo puede utilizar los llamados instrumentos de «cobertura». Estos productos pueden ofrecer protección frente a las fluctuaciones de los precios en los mercados de renta variable y materias primas, los tipos de cambio o los tipos de interés. También pueden ayudar al gestor a mantener los valores en los que tiene una fuerte convicción, reduciendo al mismo tiempo la exposición global de su cartera a los riesgos del mercado4 .
La gestión activa en Carmignac
La gestión activa, tal y como la practica Carmignac, se basa en la capacidad del gestor para anticiparse a los cambios del ciclo económico (expansión, recesión o depresión, recuperación). Esto debería ayudarle a posicionarse correctamente para la siguiente fase del ciclo.
La gestión activa, que está en el centro de las estrategias de inversión desarrolladas por Carmignac, demostró su fuerza durante las crisis de 2002, 2008 y, más recientemente, en 2020, tres periodos en los que nuestros fondos resistieron la caída de los mercados financieros. Más allá de la rentabilidad, estos episodios también demostraron nuestra capacidad para apoyar a nuestros clientes evitando las consecuencias del estrés de un crac bursátil y la venta de valores en el punto más bajo, lo que les permitió no perderse el rebote de los mercados financieros cuando se produjo.
En Carmignac, la gestión activa se basa en:
el trabajo constante de un equipo de gestión altamente experimentado y cualificado, y una visión global del entorno económico que permite a los directivos formarse sus convicciones e identificar las oportunidades;
el valor de aplicar estrategias que pueden ser contrarias a las de otros inversores;
la independencia para ser libres en nuestras elecciones y decisiones.
Nuestro estilo de gestión activa no se limita a la selección de activos financieros. Como accionistas activos, tampoco dudamos en intervenir ante las empresas cuando la política medioambiental, social o de buen gobierno (ESG) de su cúpula directiva no se corresponde con nuestros valores o compromisos.
-
El regreso de la inflación marca también el regreso de los ciclos económicos que han sido reprimidos durante más de una década por los bancos centrales y sus medidas artificiales de apoyo a la economía (tipos de interés muy bajos e inyecciones de liquidez en los mercados financieros). Este retorno, y en su estela el de la volatilidad en los mercados financieros, debería ser una oportunidad para que la gestión activa demuestre su capacidad de gestionar los ahorros de sus clientes a largo plazo.
1Un índice bursátil es un grupo de valores de renta variable que permite evaluar la evolución de un mercado o sector. Es una herramienta esencial en la gestión de activos y a menudo se utiliza como referencia para medir el rendimiento de los gestores de carteras.
2Los principales riesgos a los que se expone un fondo son: el riesgo de pérdida debido a las fluctuaciones del valor de mercado de la cartera (riesgo de mercado), el riesgo de que un emisor incumpla y no reembolse su deuda (riesgo de crédito), el riesgo de que una contraparte no pueda cumplir sus obligaciones (riesgo de contraparte), el riesgo de incumplimiento de las restricciones de inversión y el riesgo de incapacidad temporal o permanente de vender uno o más activos mantenidos en la cartera (riesgo de liquidez).
3La macroeconomía es el estudio global de la economía en función de los factores externos que pueden repercutir en las empresas: el consumo de los hogares, la inversión, la inflación, la tasa de crecimiento del PIB, el desempleo, el envejecimiento de la población, la evolución tecnológica, la fiscalidad, los niveles de renta, etc.
4Cambios en los tipos de interés, fluctuaciones monetarias, pérdida de valor, volatilidad de los precios de las materias primas, etc.