Flash Note
La inflación seguirá en el epicentro de las estrategias de inversión en 2022
- Publicado
-
Longitud
3 minuto(s) de lectura
Las tensiones inflacionistas, las subidas de los tipos de interés y la ralentización del crecimiento económico deberían ser los factores que marquen el año 2022. En Bolsa, este contexto debería favorecer a las empresas capaces de generar crecimiento al tiempo que conservan sus márgenes y a las firmas que puedan sacar provecho de los factores inflacionarios.
Pese a que hace sólo unos meses se consideraba todavía que iba a ser temporal, la inflación parece anclarse de manera prolongada, avivada principalmente por los precios de la energía y los problemas de diversos sectores de actividad. El índice de precios de consumo en los países de la OCDE1 continuó su avance en noviembre, hasta alcanzar el 5,8 %, lo que supone la tasa más elevada en 25 años.
«Aunque esperamos una desaceleración de la inflación en 2022, ésta podría seguir más presente de lo que en general se admite», sostiene Frédéric Leroux, miembro del comité de inversión estratégico de Carmignac. «La escalada actual de los precios podría persistir antes de ralentizarse y la inflación podría verse alimentada por factores más duraderos».
Entre los riesgos potenciales que planean sobre el año 2022 destacan principalmente un cierre de la economía china vinculado a la estrategia de «covid cero» del país, la posible persistencia del encarecimiento de las materias primas o incluso una crisis geopolítica en Ucrania, con los efectos que eso tendría sobre los precios del gas.
Este entorno inflacionario incitará aún más a los bancos centrales —encargados de regular la actividad económica— a aumentar sus tipos de interés, y en consecuencia, los utilizados para tomar prestado o remunerar el ahorro.
«Durante años, la Reserva Federal estadounidense intervenía en función del comportamiento de los inversores. Ahora, la inflación es la que decide sus actos y también la que determinará lo que hará el Banco Central Europeo», estima Frédéric Leroux. «Pero los bancos centrales intentarán preservar el crecimiento mientras abordan el problema de la inflación. Un ejercicio extremadamente delicado que exigirá mucha destreza».
Elementos favorables
Y ese es el reto, porque las subidas de los tipos de interés, junto con la posible aparición de nuevas variantes de la COVID-19, el gran encarecimiento de las materias primas y la ralentización actual de la economía china podrían lastrar a la economía mundial. Según nuestras estimaciones, el crecimiento mundial podría ralentizarse a un ritmo del 4 % este año, tras aumentar un 5,5 % en 2021.
«El comienzo del año será mixto debido a la ola de la variante ómicron», anticipa Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac. «La economía mundial se ralentizará hasta el tercer trimestre, para después rebotar en los últimos tres meses del año por el impulso de las medidas que tendría que tomar China para relanzar su economía».
En Bolsa, este contexto de tensiones inflacionistas y ralentización económica justifica la adopción de un enfoque defensivo. Podría favorecer a las empresas capaces de hacer crecer su actividad al tiempo que conservan sus márgenes en épocas de inflación, subiendo los precios de venta a medida que sus costes aumentan. Los inversores también podrían poner sus ojos en valores menos sensibles a la coyuntura económica, como las compañías que venden bienes y servicios de primera necesidad (alimentación, higiene personal, salud...).
Paralelamente, la subida de los precios de la energía podría sostener al sector energético mientras que los bancos podrían sacar partido del incremento de los tipos de interés. Además, China sigue siendo un mercado imprescindible a largo plazo y se esperan nuevas medidas para sostener a la segunda potencia económica mundial.
En un contexto como este, la gestión activa2 podría permitir a los inversores conseguir buenos resultados. «Aunque nunca es evidente el momento ideal para invertir, prevemos que un contexto como este puede generar oportunidades que hay que saber aprovechar. En cambio, como inversor de largo plazo, nuestro horizonte de inversión va mucho más allá de unos meses», recuerda Kevin Thozet, miembro del Comité de Inversión de Carmignac.
1Fuente: OCDE
2 La gestión activa consiste en comprar activos financieros (acciones, obligaciones, divisas, etc.) seleccionando los que tendrán una rentabilidad mejor que el resto y comprando en el mejor momento. A la inversa, la gestión pasiva se basa en el seguimiento de un índice bursátil.