Lloyd McAllister, Head of Sustainable Investment de Carmignac, repasa los principales acontecimientos bursátiles de 2024 y evalúa el papel desempeñado por las cuestiones de inversión sostenible en esta evolución.
El despliegue masivo de inteligencia artificial está en el centro de los debates sobre ESG. A pesar de sus promesas tecnológicas, consume cantidades considerables de energía y va acompañada de un creciente coro de preocupación por sus consecuencias sociales. Una búsqueda a través de ChatGPT consume diez veces más energía que una búsqueda en Google, sobrecarga las ya frágiles redes eléctricas y prolongará temporalmente la vida de la generación de electricidad a partir del carbón y el gas. En respuesta, las principales empresas tecnológicas, al tiempo que mantienen sus objetivos de contaminación climática, apuestan cada vez más por una descarbonización significativa en la segunda mitad de la década, retrasando de hecho la acción, ante la creciente demanda de energía. Esto se produce en un momento de mayor dificultad para utilizar métodos más fáciles de descarbonización como las compensaciones, que Alphabet ha dejado de utilizar créditos de carbono2 y provocando un resurgimiento de la energía nuclear, con Microsoft explorando la reapertura del emplazamiento de Three Mile Island3.
Otro tema dominante del año, sobre todo en el segundo semestre, fueron los recortes de los tipos de interés. Los tipos de interés más bajos suelen ser bien recibidos por los inversores en renta variable, ya que reducen los costes de financiación y fomentan así el crecimiento. Sin embargo, en la primera mitad de 2024, el gasto total de capital en el sector de las energías renovables ha disminuido, debido principalmente a la subida de los tipos de interés y a las continuas preocupaciones por la fiabilidad, ya que los aerogeneradores siguieron innovando hasta alcanzar tamaños mayores. Mientras que la inversión en energía solar creció un modesto 6%, la eólica se contrajo un 11%4.
Sin embargo, China ha contrarrestado esta tendencia, aumentando sustancialmente su inversión en capacidad de producción de energías renovables, hasta el punto de cumplir los objetivos de 2030 para la energía solar ya en 2024, como se indica en el siguiente gráfico.
Capacidad de fabricación neta cero
Centrémonos ahora en el estancamiento económico de China y sus implicaciones para los retos ESG. El Gobierno chino ha iniciado una transición hacia una economía más centralizada, focalizada en la reorganización geopolítica más que en estimular el crecimiento económico. La inversión masiva en tecnologías verdes, unida a exportaciones a precios muy competitivos, está perturbando las estructuras industriales de las economías occidentales. En respuesta, éstas intentan reforzar su competitividad interna y ponen barreras arancelarias. El dumping de las tecnologías verdes y el uso de los derechos humanos como herramienta de proteccionismo comercial son, sin duda, temas a vigilar cuando el presidente electo Trump introduzca nuevos aranceles antichinos.
El uso de fármacos GLP1 contra la obesidad ha seguido mostrando este año considerables oportunidades económicas, debido a su promesa de reducir las externalidades negativas, un principio fundamental para las inversiones sostenibles. El coste económico de la obesidad se estima en torno al 3% del PIB mundial, cifra comparable a los costes económicos asociados a la contaminación atmosférica o el cambio climático. Los intentos históricos de regular la obesidad, por ejemplo mediante impuestos sobre las bebidas azucaradas o el etiquetado de los alimentos, han tenido un impacto limitado. En consecuencia, las economías tendrán que recurrir a tecnologías innovadoras para reducir los costes de la salud pública, lo que crea incertidumbres a largo plazo para las empresas de bienes de consumo no saludables, que tendrán que seguir adaptando sus ofertas.
Los costes para el sistema sanitario del consumo de tabaco, obesidad y alcohol
La elección de Donald Trump en Estados Unidos crea un momento interesante para la inversión sostenible. Mientras que la narrativa abrumadora es que Trump será malo para los resultados de sostenibilidad, somos más optimistas con la sostenibilidad ahora firmemente incrustada en la regulación y las estrategias corporativas. Sus enmiendas a la Ley de Reducción de la Inflación estarán guiadas por el industrial ecológico más exitoso del mundo, Elon Musk, y algunas de sus ambiciones de la Secretaría de Salud de reducir las enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes a través de dietas más saludables y mejores prácticas agrícolas están bien alineadas con los objetivos sostenibles. También merece la pena recordar que en su primer mandato se triplicaron las inversiones en fondos sostenibles -aunque Estados Unidos sigue representando sólo el 10% de los activos sostenibles mundiales5 - y creció la producción de electricidad renovable del 17% al 21%6. Por supuesto, habrá consecuencias negativas obvias, como la reducción de los subsidios de la IRA para la energía eólica y los vehículos eléctricos, el abandono del Acuerdo de París, el desmantelamiento de la Agencia de Protección Medioambiental y la reducción de los requisitos de divulgación ESG en los que los inversores han llegado a confiar para ayudar a evaluar el valor futuro, por lo que, por supuesto, hay compensaciones. Uno a tener en cuenta.
Los grandes temas de 2024 nos obligan a afrontar tres grandes retos en materia de inversión sostenible. El primero será replantearse los modelos de financiación sostenible en un contexto de reducción del apoyo normativo, elevado endeudamiento público y escasa confianza en los gobiernos. En segundo lugar, la desglobalización complica la consecución de iniciativas multilaterales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el Acuerdo de París y los objetivos de biodiversidad de Montreal. Por último, será esencial disponer de un marco conceptual sólido para evaluar las compensaciones entre el capital medioambiental, social y financiero, a fin de ajustar más eficazmente los resultados del mercado a las realidades del mundo.
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